m a r c e l a g á s p e r i
Un breve cuento del subi - baja:
A los 7 años comencé a sentir el vértigo entre lo deseable
y el miedo a lo desconocido. Una niña que solo quería dibujar y pintar se sentó
a la mesa del comedor de la “señorita de
dibujo” y así se estableció la lucha entre la luz y la ceguera del adulto.
Entre
dibujos rotos y aroma a tempera, trascurrieron los años hasta que llego la
bendita preciada medalla de oro. Esperada para todos menos para la niña.
Ella solo
quería caminar sola y jugar con los colores.
En 1981
rindo el examen y entro en la Escuela
Nacional de Bellas Artes “Prilidiano
Pueyrredón”. Nuevamente lo deseable se
convirtió en la escena de la lucha. Pero la habilidad de lo que había quedado
de la niña gano sobre la torpeza de los Dioses todos poderosos.
Un camino continuo de decepción y luchas por sobrevivir caminando
con los ojos bien abiertos marco mi aprendizaje. Solo tenía que escuchar y ver,
“el entre”, solo tenía que mirar por aquella niña.
A pesar de
todo egrese en 1985, con el título de
profesora nacional de dibujo y pintura. Paralelamente estudie la carrera de
periodismo donde el miedo era más crudo, y yo aun más indefensa.
La niña
seguía caminando sola en su mundo.
La plaza,
el Subi Baja, otro inevitable deseo, estar arriba y no poder bajar. Mi peso no
era el suficiente. Desesperación, aire frio, estar arriba.
Un golpe
repentino seco, estar abajo. En el medio de Arriba Abajo, mi vida.
La niña continua caminando sola
en su mundo
Desde muy joven comencé a perturbar las calles de los barrios porteños con mi caballete endeble y mi paleta. En 1986 mando por primera vez a un Salón Nacional y paradógicamente mi obra fue colgada con mis maestros y los Dioses.
Desde muy joven comencé a perturbar las calles de los barrios porteños con mi caballete endeble y mi paleta. En 1986 mando por primera vez a un Salón Nacional y paradógicamente mi obra fue colgada con mis maestros y los Dioses.
Una breve reseña de mi recorrido en el vertiginoso “entre”, donde la pasión y el
miedo siempre me acompañaron para no
huir y enfrentar el desafío de mi obra con ese latido frio y efervescente
donde no hay duda que esa es mi verdad.